No pasa un día en el que no me sorprenda este asunto de la comunicación global y el entramado de redes de relaciones en que nos hemos convertido los habitantes de este mundo.
En la medianoche de ayer apareció en mi Facebook una persona consultándome sobre la autoría del curso Comunicación, Cultura y Educación, que dicto en el 2° año del Profesorado de Educación Inicial en Fodehum, cuyo proyecto y desarrollo tengo publicado en la web Scribd desde el 8 de junio del año 2009, y fue leído 899 veces desde entonces.
Cuando le afirmé a mi interlocutora que sí, que ese proyecto era de mi autoría, me indicó que su profesora había copiado completamente ese texto cambiándole solo el nombre del autor convirtiéndolo en un Programa propio, y que ella, estudiante universitaria de pedagogía, consideraba que esa actitud era “lamentable, falta de ética y de compromiso”.
Lo más llamativo es que la estudiante se estaba comunicando conmigo desde México y la profesora era de la Universidad Pedagógica Nacional de ese país, donde en el 5° semestre de la carrera figura una materia que se llama exactamente igual a la nuestra, Comunicación, Cultura y Educación.
La estudiante mexicana sumamente indignada con su docente prometió seguir hasta las últimas consecuencias su queja ante las autoridades de la universidad por este plagio.
Yo quedé entre molesto y satisfecho.
Molesto porque la actitud de esta colega mexicana obviamente no es la correcta, ya que desde Scribd se hubiera podido contactar conmigo (como hizo su joven alumna) y solicitar la correspondiente autorización, cosa a la que no me hubiera negado (como nunca lo he hecho con quienes tuvieron la deferencia de solicitarlo).
Que esta actitud reñida con la honestidad intelectual la haya manifestado una docente es mucho más grave que el que lo hubiera hecho cualquier otro profesional. Me ha resultado habitual encontrar este ejercicio de copia entre mis alumnos de secundaria o incluso del profesorado, pero en el caso del estudiante el error incurrido forma parte del aprendizaje. En cambio que el protagonista sea una colega me provoca vergüenza ajena.
Pero también me sentí satisfecho porque este mundo de la red me ha ofrecido innumerables oportunidades de acceder a muy interesantes producciones de todo el mundo, y de algún modo mis propias producciones también son material de uso para muchas personas de mi país y del mundo. El objetivo está cumplido.
Siempre he predicado entre los colegas romper la idea de cierta paranoia en lo que hace a no querer compartir sus producciones en la red, estacionados ellos en viejas concepciones de creer que la información que se retiene es mejor que la información que se libera.
No hay ninguna duda de que la libre circulación de información, ideas y producciones es el futuro y es el mejor futuro que podamos imaginar para mejorar como profesionales y como personas.
Pero la libre circulación no significa deslealtades, plagios ni copias. Simplemente se requiere ética, honestidad y buena predisposición para citar las autorías. Por esa razón cuando catalogo mis producciones en la red lo hago restringiendo solo su uso comercial. Por lo demás valoro su uso y reproducción, respetando su origen.
Las cosas en su lugar, libre pero honesto.
wow, que cosa!. No puedo creer que un docente haga copy and paste, me desilusiona bastante. Justamente hay muchos que se encargan de advertir que no se utilice este método en producciones realizadas para su materia y luego resulta que hay algunos que hacen lo mismo.
Sera momento de firmar los archivos, no por el hecho de recibir el credito nada más, sino por no permitir a otras personas progresar sin esfuerzo