Si se acaban las empresas periodísticas no se acaba el periodismo

Las nuevas tecnologías, sus aplicaciones en la web y las prácticas culturales que de ellas emergen ya han aniquilado la industria discográfica, han herido gravemente buena parte de la industria cinematográfica y ahora amenazan con destruir a la industria de la prensa escrita.

En el blog Cooking Ideas (Cocinando Ideas) de Vodafone, un artículo escrito por Javier Candeira titulado Destruir los periódicos para salvar el periodismo, aborda el gravísimo problema que enfrentan los periódicos en todo el mundo ante el avance de los nuevos soportes móviles y la web a la hora de que los usuarios se contacten con las noticias.

Ya no son los periódicos impresos el lugar a los que recurren las personas para informarse.

En Estados Unidos la caída de ventas de los diarios en el último semestre llegó al 7,8% y ni siquiera se salvan las ediciones dominicales (habitualmente las más compradas en todo el mundo) que tuvieron también una caída del 6,5%. Y eso no es todo, este descenso en las ventas viene de un semestre aún peor, que significó un 10,6% de caída del consumo de periódicos en Estados Unidos, el líder, el New York Times, perdió ventas por un 8,7% en 2009 (Fuente: Audit Bureau of Circulations).

En Brasil la caída de ventas de diarios en 2009 fue del 3,5%, en España el descenso en 2009 de la venta de ejemplares fue del 4% y el diario El País, líder periodístico en el país, vio descender sus ventas el año pasado un 13%, alcanzado sus mínimos históricos.

En la Argentina el principal periódico en ventas, el Clarín, cumplió su cuarto año de caída sucesiva en el número de ejemplares impresos, habiendo perforado ya inevitablemente lo que se consideró durante décadas su piso histórico de 400 mil ejemplares diarios, y hoy lo que fuera su piso se transformó en su techo de ventas. La Nación por su parte registró su tercer año consecutivo de caída de ventas.

Esta semana según informa Candeira en su artículo los abogados del New York Times obligaron a Apple a retirar de su tienda virtual un agregador de noticias llamado Pulse, que no es otra cosa que un lector de fuentes RSS. Los agregadores son programas que descargan automáticamente las listas de enlaces de las webs que uno configure en ellos y todos los diarios online ofrecen esta posibilidad. Pulse es la aplicación más vendida de su categoría en el incipiente mercado de iPad.

Los abogados del NYT alegaron que el programa Pulse infringía el copyright del diario, y esto es extraño ya que los periódicos mismos son los que publican las fuentes RSS para que los usuarios las usen ya sea en sus blogs o en programas específicos, como el Pulse, por otra parte la descarga de las noticias del diario se hacía con la totalidad de los elementos del diario incluyendo publicidad.

Obviamente, como bien apunta Candeira, la presentación judicial no tiene que ver tanto con el control de los contenidos del diario, sino con el control de sus lectores, que deciden leer el diario pero sin el diario, esencialmente el “creciente desacople entre las noticias y la capacidad para cobrar por ellas”.

La Internet ha abierto el libre acceso de los usuarios a las noticias, así como lo hizo en su momento con la música o los videos.

Los periódicos van perdiendo ventas de sus ejemplares impresos y ante la caída de ese negocio se vuelcan nuevamente al ya fracasado en su momento modelo de página de acceso pago, pero solo el 7% de los lectores de noticias por internet está dispuesto a pagar por el servicio. ¿Desconocen los diarios que su producto, la noticia, es intercambiable y universal, está en todos los periódicos, accesible desde múltiples plataformas.

Ante la crítica situación de las empresas periodísticas la Asamblea de la Federación Europea de Periodistas realizada en abril de 2010 en Estambul, solicitó a la Unión Europea “considere subvencionar el periodismo como un bien público esencial para la democracia, del mismo que se financian con dinero público la ópera, el ballet o los museos”. Una propuesta más que controversial, habida cuenta de que las empresas periodísticas son esencialmente empresas comerciales… salvo que el periodismo deje de tener un fin claramente comercial identificado con las empresas, avasallado por la gente que decide ahora acceder a las noticias por los canales libres de la difusión de la red.

¿Será esta otra expresión más del mercado omnipotente que cuando se ve sobrepasado por la crisis recurre de inmediato a solicitar auxilio al denostado Estado? ¿O será el definitivo canto del cisne de las empresas periodísticas y como dice Candeira estamos frente a la hora de destruir a los periódicos para salva al periodismo?

En la década pasada hemos sido protagonistas del aniquilamiento de la industria discográfica para que nunca como en ningún otro tiempo se multiplicara exponencialmente la audición de música por cada uno de nosotros y que no haya persona que no camine por la calle con cientos de temas musicales en sus bolsillos. Y en estos tiempos estamos presenciando las dificultades de la industria cinematográfica para sostener el tradicional efector de sus productos que es el cine, mientras la gente común accede a la visualización de cientos y cientos de películas como nunca en la historia.

Quizás en un futuro muy próximo seamos testigos del aniquilamiento de las empresas periodísticas tradicionales y comerciales, para que el consumo de noticias estalle en la web, libre y democráticamente.

Porque periodismo y empresas periodísticas no son la misma cosa.

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