Sobre la muerte de un hombre rico

emilio-botin-a-la-moncloaEl pasado 10 de setiembre falleció uno de los hombres más ricos de España, con un patrimonio personal superior a los mil millones de dólares, considerado el empresario más influyente de la península y presidente de la entidad global española más representativa, el Banco Santander. Se trata de  Emilio Botín, y ese día un columnista del derechista diario El Mundo, Salvador Sostres, publicó una columna de opinión descarnadamente sincera sobre cuál es su significado y cómo funciona la economía para la derecha neoliberal.

Aún pudiendo no estar de acuerdo con lo que Sostres dice en su columna vale la pena leerla para seguir desmintiendo que es una vulgar mentira aquello de que las ideologías han muerto. En pocos párrafos ha quedado en claro lo que significa escribir cabalgando sobre la propia ideología.


Muere Emilio

por SALVADOR SOSTRES

QUE MUERA un pobre es importante para los familiares pero que muera un rico es trágico para España. Lo fundamental en un país son sus ricos y la turba es intercambiable. Lo que da identidad, elegancia y distinción a un Estado son sus millonarios.

La muerte del banquero Botín es una gran pérdida para España. Cuando mueren los hombres que saben ganar dinero y construir imperios, algo sustancial del país fenece y todos nos quedamos huérfanos. No lo digo por la persona, lo digo por el dinero. No por el dinero que Botín tenía, sino por la riqueza que podría estar ahora mismo creando si continuara todavía entre nosotros. La muerte de Botín sería un drama en cualquier país civilizado y en España la moda es insultar a los banqueros; pero si la riqueza tuvieran que crearla los canallas de los escraches nos habríamos muerto todos de hambre.

botin--644x362Botín fue mejor que cualquiera que se quejó de un banco. Botín aportó más bienestar e hizo más caridades de lo que jamás han hecho por los demás los de la denigrante infamia de ir a buscar a las personas a sus casas. Los puestos de trabajo que Botín creó han sido más importantes que la lamentable acción de cualquier sindicato.

Si todavía tienes algún derecho, oh quejica de cada pancarta, es porque Botín te lo paga. ¿Quién crees que mantiene la socialdemocracia? ¿Quién crees que financia las conquistas sociales? ¿Quién la sanidad de tu hijo, su escuela, tu subsidio? ¿Los sindicatos? ¡Madura, por el amor de Dios! Si fueras la mitad de imbécil y el doble de agradecido, seríamos un país más rico, y más refinado.

España tiene que aprender a no quejarse. Y a repudiar a quienes nos hunden en su miseria, y a dar las gracias a los que compensan nuestra mediocridad con su inteligencia, su habilidad y su increíble trabajo. Emilio Botín ha empleado a miles de trabajadores, ha hecho que cientos de miles de personas que no tenían dinero lo tuvieran prestado, ha ayudado a levantar pequeñas fortunas de la nada y a consolidar a las fortunas más grandes. Ninguno de sus detractores -especialmente los más chillones- se le puede comparar en nada.

Él cumplió con su misión y la vida de mucha gente fue mejor gracias a su paso por el mundo. ¿Qué has hecho tú, pequeña bestia vegetariana? Pues anda, cállate.

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