Entradas del mes noviembre, 2010

  • 27
  • Nov
  • 2010

En Chile se ha puesto en marcha el mecanismo institucional para una reforma educativa, una reforma educativa más en la larga cadena de reformas que en este aspecto se han puesto en marcha en todo el mundo en los últimos 20 años.

Otra vez una reforma educativa aplicada sobre aspectos curriculares, una más, y seguramente una más que no dará resultado.

La educación es un fenómeno que forma parte de un proceso mayor que la incluye, que tiene que ver con la cultura y la sociedad en la que se inscribe. La institución educativa está en grave crisis desde hace tres o cuatro décadas en todo el planeta no porque algo falla en su estructura sino porque la sociedad y la cultura que la incluye y le dio forma se ha transformado drásticamente.

Volviendo al caso dela reforma chilena me llama la atención el grado de tecnocracia y parámetros cuantificables que se hacen presente en las argumentaciones y en las características de este proyecto.

Se trata de una reforma basada en parámetros tecnocráticos y en factores cuantificables, lo cual favorece a los docentes y estudiantes más “eficientes” para su desarrollo profesional a los primeros y para su futuro formativo los segundos.

  • Se supone que es mejor docente el que recoge más puntos en una evaluación que se propone, y ese docente recibirá beneficios económicos.
  • Se supone que la mayor edad de los docentes conspira contra su capacidad, ya que se propone un sistema de retiro anticipado.
  • Se supone que es mejor colegio el que recoge mayor cantidad de puntos en una evaluación de excelencia, lo cual le permitirá acceder a beneficios creando una dualización de establecimientos educativos.
  • Se supone que el éxito de esta reforma podrá medirse: consiste en aumentar en 10 puntos los resultados del Simce (sistema de evaluación general de los estudiantes) de cuarto básico.
  • Se supone que más horas de una disciplina genera mejor educación. Por eso más horas de matemática y más horas de lengua producirá mejor rendimiento de los jóvenes en matemática y lengua.
  • Se supone que la educación es una organización de suma cero, dado lo cual si hay que aumentar las horas de matemática y lengua hay que sacarlas de alguna parte, qué mejor que sacarlas de eso que se enseña con el objetivo de permitir a los jóvenes construir un pensamiento crítico, eso llamado ciencias sociales, esa vieja Historia.

Quizás el gobierno chileno imbuido por la idea de más matemática es mejor matemática, cree que una reforma educacional se hace en base a números, estadísticas y criterios cuantitativos.

En la Argentina también sufrimos ese mal, que hace que se pretenda llegar a determinadas horas anuales de clase como sea y al costo que sea, sin importar lo que se hace durante ese tiempo en las aulas.

Obviamente es un nuevo error, las matemáticas sirven para muchas cosas trascendentales, pero obviamente no sirven para fundamentar una reforma educativa. Quizás la formación en ingeniería del Ministro de Educación, Joaquín Lavín, tenga que ver con esta perspectiva; o quizás sea su experiencia en puestos de conducción educativa iniciada con el nombramiento de decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Concepción durante la dictadura pinochetista.

El proyecto de reforma ha puesto a docentes y estudiantes chilenos en alerta, y ya algunas de sus manifestaciones callejeras han dado como resultado represión de parte de los carabineros y prisión para los manifestantes.

El título de este post rescata una consigna de los manifestantes y rescata un pensamiento que de producirse la reforma se irá diluyendo entre números.

La reforma aumenta horas de matemática y también de lengua, en este último caso para destinarla a sumar tiempo de lectura en los jóvenes. ¿Acaso la Historia no es lectura, análisis o reflexión? Para la reforma la Historia es una mera acumulación de datos memorísticos, o debiera serlo.

Es decir, la Historia debe ser suave, objetiva, neutral, aséptica, estadística, matemática… O sea, no debe ser Historia, no debe servir para pensar, no debe servir para reflexionar, no debe servir para construir la propia subjetividad y mucho menos ser abono de conciencias.

Esas cosas son peligrosas… mejor sigamos haciendo números… hasta la próxima reforma

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  • 10
  • Nov
  • 2010

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