Cuando Susana Malcorra fue elegida por Macri para encabezar la cancillería resultó una sorpresa y despertó asombro y hasta admiración que dejara un puesto deseado por cualquier diplomático del mundo, a la derecha del Secretario General de la ONU como Jefa de su Gabinete, para enfrentar el desafío de ser Ministra de Relaciones Exteriores de la Argentina.
Pero ahora esa admiración y hasta cierta incredulidad comienza a tomar verdadera forma al conocerse un grave escándalo desatado en Naciones Unidas que está siendo ventilado por la prensa internacional, lo cual pone al ofrecimiento del Ministerio de parte de Macri en la categoría de salvoconducto dorado para Malcorra.
La historia es la siguiente, el 29 de abril de 2015 el mundo se enteró, a través del diario británico The Guardian, de que soldados franceses que participan en una misión de paz junto a Cascos Azules de la ONU habían violado a niños y niñas de entre 8 y 15 años, todos ellos refugiados en la República Centroafricana. Pero el drama se había iniciado un año antes.
En abril de 2014 un joven funcionario de la ACNUDH (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos) había tomado contacto con un refugiado africano de 11 años abusado sexualmente por un soldado francés. Este informe fue puesto en conocimiento de sus superiores sin que se hubiera detectado ninguna advertencia a las fuerzas de paz sobre esta grave denuncia.
Cinco semanas después personal del ACNUDH y de UNICEF continuaron entrevistando niños refugiados objeto de abusos por parte de al menos 23 soldados franceses, escuchadas sus declaraciones pusieron estas en conocimiento de diversos organismos de las Naciones Unidas, entre ellos UNICEF, ACNUDH y MINUSCA (Misión de la ONU para la Estabilización de la República Centroafricana), sin que ninguna de estas agencias de la ONU hicieran nada.
El Informe titulado “»Abuso Sexual de Menores por las Fuerzas Armadas Internacionales» estableció que en uno de los campamentos cerca del aeropuerto de la capital de República Centroafricana, Bangui, entre diciembre de 2013 y junio de 2014, 14 soldados franceses y cinco soldados de Chad y Guinea Ecuatorial obligaron a los niños a realizar actos sexuales a cambio de comida o dinero.
Para junio de 2014 al menos 12 funcionarios menores de la ONU habían recibido el Informe sobre la pedofilia y abusos y uno de ellos lo puso en conocimiento de su superior en Ginebra, Suiza, Anders Kompass, director de operaciones en el terreno del ACNUDH, quien tomó la decisión de filtrar la información al gobierno francés, cosa que se llevó a cabo el 5 de agosto de 2014. A partir de ese momento Francia envió un grupo de investigadores al África para interrogar a los funcionarios de la ACNUDH y UNICEF que tenían conocimiento de la situación, todos ellos se escudaron en su status diplomático y derivaron a los investigadores a la oficina jurídica de la ONU.
El 7 de agosto el propio Anders Kompass hizo conocer de manera documentada este problema a Flavia Pansieri, Directora Adjunta del Alto Comisionado de la ACNUDH; quien en declaraciones posteriores adujo no haberle dado importancia al asunto ya que su organismo estaba inmerso en muchas cuestiones de suma urgencia institucional, por lo cual este tema recién fue abordado internamente con mayor seriedad seis meses después, en marzo de 2015, sin que ello impidiera que en el mismo mes de marzo el Informe Anual de la ONU sobre Explotación y Abusos Sexuales no mencionara una palabra del escándalo desatado en el centro de África por los cascos azules franceses.
Pero paradójicamente en el mes de agosto de 2014, cuando Kompass comenzó a informar oficialmente a los más altos funcionarios de la ONU de este tema, esencialmente a su superior inmediato, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Al Hussein, quien como toda respuesta ordenó a la Oficina de Supervisión Interna del organismo investigar a Kompass acusándolo por la filtración de la información a los franceses.
Fue precisamente Zeid quien en marzo de 2015 informó a Susana Malcorra, Jefa de Gabinete de la Secretaría General de la ONU, que la investigación contra Kompass dio resultados negativos siendo imposible de acusarlo por delito alguno, tras lo cual Pansieri fue comisionada para pedirle a Kompass que presentara su renuncia. Obviamente estaban tratando de forzar su renuncia acusándolo de haber informado a las autoridades francesas sobre los abusos de soldados de esa nacionalidad en República Centroafricana un año antes, y en el objetivo de evitar que el silencio de la ONU en el tema se convirtiera en un escándalo, por eso Kompass se negó a renunciar.
Ante esta situación Pansieri y Zeid coincidieron en la necesidad de informar de la negativa de Kompass a Susana Malcorra quien días después organizó en la ciudad de Turín una reunión en la que participaron Pansieri, Zeid, un funcionario de la Oficina de Supervisión Interna y Joan Dubinsky, de la oficina de ética de la ONU. De dicha reunión renació la intención de volver a investigar a Kompass, a quien se le volvió a pedir un informe por escrito de toda esta historia, sin advertirle que sería usado en su contra.
Ya en el mes de abril de 2015 estaba claro que los más altos funcionarios de la ONU, incluida Susana Malcorra, conocían en detalle la denuncia de Kompass al gobierno francés que permitió interrumpir los abusos que estaban sufriendo los niños centroafricanos a manos de tropas de la ONU y que su negativa a dimitir los ponía en evidencia de haber descuidado y cajoneado la denuncia de Kompass, para lo cual iban a tener que dar explicaciones.
El 7 de abril el embajador sueco ante las Naciones Unidas (Kompass es de nacionalidad sueca) intentó hablar con Malcorra sobre el tema, pero al no poder hacerlo terminó hablando con Dubinsky a la que advirtió que si se obligaba a Kompass a renunciar él se ocuparía de que el tema tomara estado público.
El 9 de abril la Oficina de Supervisión Interna comandada por Dubinsky elaboró, con un trámite extraordinario y abreviado ordenado por los más altos funcionarios de la ONU, la acusación contra Kompass, y más de un año después de que se supiera acerca de los abusos a niños el informe no tiene una sola mención sobre las víctimas, ninguna expresión de congoja o interés por ellas, ninguna medida de apoyo y prevención, solamente el Informe está enfocado en la filtración de información de Kompass.
El 13 de abril de 2015, Kompass fue despedido y retirado de las oficinas de la ONU, un día después, el 14 de abril, Dubinsky obtuvo una extensión de su contrato de trabajo en Naciones Unidas hasta el 3 de agosto, lo que le aseguraba alcanzar los 5 años de servicio como funcionaria del organismo cosa que le permite acceder a una jubilación de la ONU con un salario mensual de mil dólares por el resto de su vida, esta modificación del contrato fue aprobada y firmada por Susana Malcorra. Lo extraño es que por norma no podría haber tenido esa extensión de contrato ya que debería retirarse por edad, 62 años, 125 días antes de cumplir los 5 años de servicio.
A finales de abril de 2015 el escándalo estalla cuando el diario británico The Guardian publica un completo informe sobre el asunto. Malcorra, una de las más altas funcionarias de la organización, declaró que la acusación contra Kompass se sustentaba en que “es culpable de mala conducta”, estas declaraciones pusieron a Susana Malcorra en la cuerda floja.
La prensa internacional comenzó a hablar de la existencia en la ONU de una “corte canguro”, que es un término propio de los Estados Unidos reservado a jueces saltando de un lugar a otro, guiados no por la preocupación de impartir justicia sino por el deseo de terminar rápido con los asuntos a riesgo de ser injustos; así como diversas ONG argumentan que Kompass fue cesanteado porque la ONU trató de enterrar el informe debido a un historial de fuerzas de mantenimiento de la paz que han participado en abusos sexuales en el Congo, Haití y Sudán.
A finales de abril de 2015 el Primer Ministro francés, Francois Hollande, declaró que «si algunos soldados se han portado mal, no voy a mostrar misericordia”, ante el reclamo de la prensa francesa por el silencio que el gobierno guardó sobre el tema durante un año, pese a haber dispuesto en su momento las acciones pertinentes para solucionar los abusos.
En junio de 2015 ante el creciente escándalo la ONU resolvió reabrir la investigación sobre la actuación de Kompass encargándole un dictamen a un panel externo de tres personalidades encabezado por Marie Deschamps, ex juez de la Corte Suprema de Canadá.
El 17 de diciembre pasado Kompass fue absuelto por el Panel Internacional de los cargos de haber filtrado información impropia al gobierno de Francia, para ese día Susana Malcorra ya era Ministra de Relaciones Exteriores de la Argentina.
En el Dictamen del Panel se consideró que Malcorra, Zeid, Pansieri y Dubinsky, quienes en el mes de marzo se reunieron para tratar el tema y actuaron en contra del denunciante, manejaron mal el asunto, aunque no llegaron a acusarlos por abuso de autoridad.
Pansieri renunció a su cargo en julio de 2015 aduciendo problemas de salud.
Dubinsky se retiró por edad en agosto de 2015 obteniendo el beneficio extraordinario de una jubilación de la ONU merced al contrato firmado por Malcorra.
Malcorra renunció el 9 de diciembre de 2015 para hacerse cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina.
En Repúblicana Centroafricana decenas de niños y niñas fueron abusadas sexualmente en el año hasta agosto de 2014 por soldados de las fuerzas de paz de la ONU.
En abril de 2014 ya se sabía del tema y por 4 meses más los abusos continuaron sin que la ONU pusiera ningún remedio a la situación, solo por la filtración de la información a las autoridades francesas que tomaron cartas en el asunto los abusos cesaron.
¿Cuántas de esas historias personales de abusos y pedofilia pudieron haberse evitado si la ONU hubiera actuado debidamente en lugar de encubrir el caso como lo hizo?
Fuentes: Foreing Policy, United Nations Radio, Hispan TV, ACNUDH, Aids-Free World Code Blues, Fox News World, Al Jazeera.
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