En un excelente artículo aparecido en la contratapa del diario Página 12 el profesor y periodista Adrián Paenza desnuda una vez más la realidad de una crisis educativa que no es solo patrimonio de la Argentina sino que atraviesa todo el planeta afectando incluso a los países más poderosos, sin evitar siquiera al más poderoso de todos, Estados Unidos.
Sin embargo hay excepciones, y la más conocida de estas excepciones es Finlandia, un país que tiene la educación con mejor rendimiento del mundo, que tiene una inversión educativa fenomenal y que tiene uno de los mayores índices en inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) con un 3,3 % del PBI, por encima de países como Estados Unidos, Japón y Alemania.
Esta realidad nos enseña dos cosas: por un lado que la crisis educativa es una crisis basada en el cambio cultural y no es responsabilidad ni del sistema educativo ni de los jóvenes, sino de una inevitable trampa entre pasado y futuro. El sistema educativo es un modelo anclado en el pasado y los jóvenes son gente con los pies en el presente y disparados al futuro.
La segunda de las enseñanzas es que no hay salida alguna al problema educativo, y por ende al crecimiento y desarrollo armónico de las sociedades, sin una inversión fuerte y decidida en el campo educacional, no solo para sumar dinero a los salarios docentes, sino para transformar un sistema agotado y carente de respuestas desde hace más de dos décadas.
LA POSIBILIDAD DE CAMBIAR ESTA EN LA EDUCACION Y EN SU DIDACTICA CREO PROFUNDAMENTE QUE SE PUEDE CONSTRUIR SABER DESDE EL PLACER DE APRENDER.