“Las Malvinas son argentinas… las Malvinas son argentinas…” Con esta frase a modo de precario insulto y juego perverso perseguíamos en 1967 por el patio de la escuela primaria a dos compañeritos de segundo grado en los recreos. Esos compañeritos eran dos mellizos ingleses, Atila y Olavi, de piel muy blanca y orejas apantalladas, que por el azar familiar de sus padres habían caído temporalmente en esta escuela pública del barrio de Barracas en la ciudad de Buenos Aires.
Esta anécdota personal revela cómo el tema Malvinas era parte del bagaje cultural de los niños y jóvenes argentinos antes de 1982, las generaciones para el cual Malvinas no era sinónimo de guerra.
Pero hay en Argentina una Generación de Posguerra, una generación nacida luego del conflicto bélico por Malvinas de 1982, son nuestros jóvenes y adolescentes que no habiendo vivido el desarrollo de la guerra han sido marcados por ella a la hora de pensar y sentir el tema Malvinas.
Al cumplirse 30 años del inicio de la Guerra de Malvinas, en una escuela de Burzaco, en el conurbano bonaerense, planteamos a las chicas y chicos que cursan su secundario, de entre 12 y 18 años, que nos dijeran tres conceptos con los que ellos identifican a las Malvinas, tres conceptos espontáneos que surgieran de su reflexión o de su sentimiento sobre el tema de las islas.
La idea era entender qué cosa es el tema Malvinas para las nuevas generaciones de posguerra, cómo construyen culturalmente este concepto, teniendo en cuenta que para los adultos que nacimos y crecimos antes de 1982 la guerra constituye un elemento central y poderoso de este tema, pero no lo resume.
Tomamos las respuestas de las chicas y chicos sobre el tema y las volcamos en un programa para generar una nube de conceptos en la cual poder visualizar gráficamente y con claridad cuáles eran esas ideas y sentimientos de mayor presencia en el inconciente colectivo de nuestras generaciones de posguerra.
El resultado es el que puede verse en la primera nube.
Con mucha claridad se observa como la cuestión de la guerra tiñe profundamente el sentir de nuestros jóvenes sobre el tema Malvinas, “guerra” y “muerte” son las palabras más utilizadas a la hora de referirse a las islas, luego “injusticia”, “dolor” y “argentinas”, en un mismo nivel de importancia.
Indudablemente el espíritu de nuestros estudiantes de secundaria en referencia a este factor que forma parte integrante de la cultura argentina está absorbido por el impacto de la guerra.
Pero como decíamos al inicio no siempre ha sido así, antes de 1982 las Malvinas tenían para el argentino una referencia de otro tenor, menos trágica y más política.
La segunda idea fue entonces despejar la nube de las tres o cuatro palabras centrales vinculadas con la guerra que los chicos habían manifestado en el proyecto, y el resultado fue el que se observa en la segunda nube.
En la segunda nube, ya sin el protagonismo de las ideas y sentimientos vinculados con la guerra asoman, como un sustrato latente, las palabras “Argentina”, “argentinas”, “usurpación”, “injusticia”, “pérdida”; y hasta tímidamente asoman conceptos tales como “patria”, “amor” y “derechos”.
Para los argentinos el tema Malvinas es un factor cultural profundamente enraizado en nuestra identidad, cumplidas tres décadas de la guerra es tiempo de empezar a recuperar la conciencia de que la cuestión Malvinas es una problemática que arrastra 180 años y que la guerra fue un episodio dramático en tiempos dramáticos de nuestra historia en medio de casi dos siglos de reclamos diplomáticos, y que por lo tanto Malvinas y Guerra no son sinónimos, porque mientras Malvinas siga vinculada a ideas como la muerte seguirán en sombras aquellas que deberán llevarnos algún día a su recuperación, las que se vinculen con conceptos como patria, amor, soberanía y justicia, esas que laten en el sustrato cultural de nuestros jóvenes adormecidas por el peso terrible de la guerra.