Es la Derecha

En estos siete meses de gobierno macrista aquellos que no lo votamos nos hemos visto desagradados y sorprendidos no ya por sus políticas económicas, sociales o culturales, que eran previsibles, y seguramente por eso no lo votamos, sino por las manifestaciones públicas de funcionarios de gobierno o caracterizados adherentes que han ejercido un discurso llano y directo que inclusive ha impactado, positiva o negativamente, en gran parte de sus propios votantes: el discurso de la derecha.

derechaEs tiempo de asumir como ciudadanos que en lugar de escandalizarnos con ese discurso debemos comprender que estamos siendo gobernados por un grupo de dirigentes con ideas de derecha, con convicciones de derecha, que no son oportunistas o que no están acorralados para ejecutar esas políticas como sucedió en otros tiempos de nuestra historia, sino que lo hacen sin tapujos suponiendo honestamente que eso es lo que se debe hacer. Quizás en lugar de cuestionar al gobierno por ser de derecha debiéramos pensar qué cosa anida en nuestra sociedad para decidirse a elegir un gobierno de derecha.

Escuchamos al Ministro de Energía decir que si a una persona el precio de la nafta le resulta caro debe dejar de comprar, o a la Vicepresidenta decir que hay que decirle a la gente pobre que era una mentira que podía vivir de “esa forma” eternamente, o a un clásico ideólogo de la derecha económica como Javier Gonzalez Fraga decir que se le había hecho creer al “empleado medio” que se podía comprar plasmas o tener celulares de última tecnología, o al Ministro de Finanzas sostener que un brutal aumento de tarifas equivale a “dos pizzas” o afirmar que “el trabajo sucio” (por el ajuste y la fabulosa transferencia de recursos a los más ricos) ya estaba hecho, o la visión de descartar cualquier tipo de intención delictiva en la acción de sacar dinero del país para depositarlo en paraísos fiscales.

Todo esto nos escandaliza cuando debiera resultarnos normal, porque son ideas de la derecha en un gobierno de derecha. ¿Qué otra cosa podríamos esperar?

michettPero ¿por qué nos escandalizamos? Porque aunque suene sorprendente la Argentina no ha tenido gobiernos de derecha elegidos democráticamente desde la Ley Saenz Peña para aquí, y aquellos que siendo elegidos viraron hacia políticas de derecha, como sucedió con Frondizi o Menem, lo hicieron manteniendo una discursiva alejada de ese entramado ideológico.

Incluso hasta buena parte de las diversas dictaduras que supimos conseguir en el siglo XX ocultaban su impronta de derecha detrás de un discurso bañado por la retórica de la defensa de la nacionalidad en peligro y la construcción del ser argentino.

El actual gobierno encabezado por Mauricio Macri es claramente un gobierno de derecha, que prometió ejecutar políticas de derecha y que con más del 50% de las voluntades electorales se siente legítimamente avalado para no esconder lo que piensa, y decirlo; aún cuando ni la mayor parte de los funcionarios de gobierno y la mayor parte de sus votantes no se asuman a sí mismos como de derecha, lo cual sería materia de análisis de algún psicólogo.

vdalA algunos les resultará chocante que en los siete párrafos anteriores haya utilizado catorce veces la palabra “derecha”, porque como nos han dicho repetidas veces no existen más las derechas y las izquierdas… Al menos eso es lo que la “inteligencia” global nos viene explicando desde 1980, que las ideologías han muerto y que la Historia ha llegado a su fin en el mejor sistema posible, que es la democracia liberal…de derecha.

El filósofo italiano Ernesto Bobbio, escribió en 1994 un interesante y breve libro llamado “Derecha e Izquierda”, bien avanzada ya la ola neoliberal global que nos indicó que felizmente no hay otra alternativa a este mundo de hoy, y que la sociedad no existe porque somos seres libres capaces de llevar adelante nuestra vida responsablemente en base a nuestras exclusivas decisiones, porque  “Sí, se puede”.

macri villaVolviendo  a Bobbio, él analiza como las diferencias entre derecha e izquierda siguen existiendo y explica con especial claridad en qué consisten esas diferencias, basadas en dos cuestiones centrales del pensamiento político: la igualdad y la libertad.

Para Bobbio la forma de distinguir entre políticas de izquierda y de derecha es identificar cuál es su posición frente al ideal de la igualdad, entendiendo que frente a la problemática de la igualdad uno debe hacerse tres preguntas:

  1. Entre quiénes nos proponemos repartir bienes o impuestos.
  2. Qué bienes o impuestos vamos a repartir.
  3. Qué criterio utilizaremos para repartirlos.

Es decir que ningún proyecto político “puede evitar responder a estas tres preguntas: «Igualdad sí, pero ¿entre quién, en qué, basándose en qué criterio?»”.

Las respuestas a estas tres preguntas pueden ser variadas: “los sujetos pueden ser todos, muchos o pocos, o incluso uno solo; los bienes a repartir pueden ser derechos, ventajas o facilidades económicas, posiciones de poder; los criterios pueden ser la necesidad, el mérito, la capacidad, la clase, el esfuerzo, y otros más”. Inclusive se puede tomar la posición extrema de responder a la última pregunta con la respuesta “sin ningún criterio”, es decir, dar a todos lo mismo, que sería el llamado “igualitarismo”, que es claramente una visión utópica de la igualdad, la “igualdad de todos en todo”, una mera declaración de intenciones sin aplicación real posible. Del mismo modo ponerse en la otra posición extrema de una feroz desigualdad nos lleva a una sociedad distópica, la utopía al revés, un sistema cruel y apocalíptico.

Por eso debemos concentrarnos en cómo un proyecto político responde a las tres preguntas sobre el ideal de igualdad, ya que “cuando se le atribuye a la izquierda una mayor sensibilidad para disminuir las desigualdades no se quiere decir que ésta pretenda eliminar todas las desigualdades o que la derecha las quiera conservar todas, sino como mucho que la primera es más igualitaria y la segunda es más desigualitaria”.  “Por una parte están los que consideran que los hombres son más iguales que desiguales, por otra los que consideran quantropologa-poltica-bobbio-3-728e son más desiguales que iguales”.

A esta distinción debe sumársele la posición que entiendo más sustancial en este análisis de qué significa la derecha política, que es la valoración que hace la derecha sobre la desigualdad abrazándose a la idea de una igualdad-desigualdad natural en lugar de una igualdad-desigualdad social.

La izquierda parte “de la convicción de que la mayor parte de las desigualdades que lo indignan, y querría hacer desaparecer, son sociales y, como tales, eliminables”, la derecha en cambio “parte de la convicción opuesta, que las desigualdades son naturales y, como tales, ineliminables”.

La derecha se afirma en el criterio de que las diferencias entre las personas son naturales o bien se afirman en una “segunda naturaleza que es la costumbre, la tradición, la fuerza del pasado”. La desigualdad entonces tiene motivaciones naturales o está consagrada por la fuerza de la tradición, por lo establecido, y por ende indubitable. De esta conclusión se extiende que la pobreza no puede transformarse sino solo gestionarse.

Otro factor que permite identificar el pensamiento de derecha además del de la desigualdad es el ideal de libertad.

En general cuando se establecen políticas que son proclives a ampliar los espacios de igualdad estas políticas restringen en mucho o poco la libertad de elección del ámbito privado, es decir, aplicar decisiones a favor de mayor igualdad afecta la libertad de algunos para beneficiar el acceso en igualdad de otros.

Lo particular es que la libertad es un principio intrínsecamente desigual, porque “la libertad privada de los ricos es inmensamente más amplia que la de los pobres. De esto surge que la pérdida de libertad golpea naturalmente más al rico que al pobre, al cual la libertad de elegir el medio de transporte, el tipo de escuela, la manera de vestirse, se le niega habitualmente, no por una pública imposición, sino por la situación económica interna de la esfera privada”.  Por eso la derecha suele hacer centro de su discurso más a las políticas de libertad que a las de igualdad, porque las políticas de igualdad tienen “como efecto el delimitar la libertad tanto al rico como al pobre, pero con esta diferencia: el rico pierde la libertad de la que gozaba efectivamente, el pobre pierde una libertad potencial” que en la realidad le es muy difícil practicar.

bobbioEste desarrollo que hace Bobbio para identificar en qué consiste el pensamiento de la derecha política permite claramente relacionar el pensamiento del gobierno de Macri con esa derecha.

Es la derecha que dice que los pobres no tienen derecho a consumos de otras clases superiores en realidad no está insultando a los pobres sino declarando lo que piensa y entiende sobre la vida de una sociedad.

La derecha no pretende modificar la vida de los que menos tienen, sino convencerlos de que en base al uso de su libertad podrán salir de su subordinada condición, de cuya responsabilidad son los propios arquitectos. “Sí, se puede”, y si no se puede es porque no saben hacer uso de la libertad para lograrlo, por lo tanto son responsables de su suerte; no es la sociedad la que genera pobres y desiguales, sino los propios pobres son los causantes de su condición y por ende culpables de su posición social, y por supuesto los ricos serían exitosos por sus capacidades de utilizar su libertad para enriquecerse.

El gobierno macrista se hizo las tres preguntas de Bobbio, ¿entre quién, en qué, basándose en qué criterio?, para decidir sus políticas: Entre quién, entre los poderosos, en qué, los recursos que estaban siendo absorbidos por el Estado, con qué criterios, el del mérito y la responsabilidad individual.

Por eso no es la indignación o el enojo lo que corresponde frente a las políticas del macrismo, sino el adecuado encuadramiento ideológico, el macrismo es la ordinaria expresión de la derecha liberal.

Durante décadas en la Argentina hemos hablado de la derecha, esa que nadie parece querer asumir, hoy la tenemos gobernando, es tiempo de comprenderlo, con la ignominia no alcanza.

(Texto entrecomillado extraído de Bobbio, Norberto, «Derecha e Izquierda. Razones y significados de una distinción política». Taurus, Madrid, 1995)