Tantas veces nos hemos hecho una de las grandes preguntas del siglo XXI: ¿Es posible interrumpir la Internet?
Las respuestas siempre han sido ambiguas y contradictorias, sí, no, quizás.
En un principio el interés de China por restringir el acceso a sus ciudadanos a muchos de los servicios de internet nos permitió asomarnos a esa posibilidad, luego las intenciones de muchos países de occidente de legislar por el control de la red han hecho común la reiteración de esta pregunta, el Caso Wikileaks resultó otro factor de reflexión en torno a la cuestión, pero no fue hasta que en Egipto, Hosni Mubarak, decidió poner en práctica un apagón de la conectividad en Internet en medio de las protestas que terminaron por aniquilar a su gobierno, cuando nos pudimos enfrentar cara a cara con la respuesta.
El sociólogo catalán Manuel Castells, quien en su último libro “Comunicación y Poder” analiza esta pregunta crucial, escribió un brillante artículo titulado La Gran Desconexión, en la edición del sábado 26 de febrero del diario La Vanguardia, sobre el resultado de la experiencia egipcia.
La respuesta finalmente nos deja un sabor a victoria para aquellos que creemos en la libertad, no la pregonada desde los discursos de los gobiernos, sino la ejercida diariamente por cada ciudadano.