La transparencia y la Teoría del Derrame discursivo

El gobierno macrista cree que la transparencia es un valor absoluto con capacidad de derramar su virtud absoluta sobre toda acción política que se adjetive como transparente.

La palabra transparencia ha vivido en los últimos años en todo el mundo su época de esplendor. Se habla de ser transparente, de vivir de modo transparente, de la necesidad de transparencia informativa o comercial, y claro, de transparencia política.

trans1En principio el término “transparencia política” se supone como opuesto a “corrupción” cuando el antónimo de corrupción es integridad y honestidad, no transparencia.

En el abordaje de este tema se incurre en un importante error semántico ya que se supone que la transparencia es sinónimo de verdad, lo cual es erróneo porque la verdad supone la existencia de lo falso mientras que lo transparente se opone a la idea de opacidad.

La transparencia no es un hecho en sí mismo sino una acción que requiere de un algo que sea transparente o no. Un pensamiento transparente, una transacción transparente, una política transparente. Pero existe una tendencia a convertir a la transparencia en una cosa en sí misma y por lo tanto portadora de un valor, siempre positivo y que se pretende absoluto.

En base a esta idea la transparencia aparece en general como la solución para el fenómeno de la corrupción, ya que su valor positivo absoluto predominaría sobre el acto político. Uno podría suponer que un proceder transparente evitaría actos de corrupción, pero no es así necesariamente; la administración está llena de procedimientos transparentes pasibles de actos corruptos: licitaciones, contratación de servicios, omisión de controles, declaraciones de emergencias, fideicomisos ciegos, etc.

trans2Por otra parte la transparencia política aparece como un oxímoron, es decir una conjunción de conceptos opuestos en sí mismos. Como sostiene Buyng Chul Han la política es esencialmente secreto, ocultamiento e incluso engaño, un juego de negociación en el que las partes esconden sus jugadas y dosifican sus argumentos, por lo tanto la pretendida política transparente no es política, por el contrario es apolítica, antipolítica y pospolítica.

La llamada transparencia política se vuelve un fenómeno conservador, ya que congela la política en lo que es dado, no transforma lo establecido, solo administra. Gestión y política transparente aparecen entonces como un mismo concepto de igual sentido, ya que se elimina la ideología, y solo se sostiene en la opción estática del me gusta o no me gusta.

trans4Como decíamos anteriormente la clave está en confundir la idea de transparencia como una cosa en sí misma, entendiendo que el mero hecho de volver transparente una medida política,cualquiera sea, la inviste a esta inmediatamente de virtud. La transparencia como cosa se ha convertido en una práctica del actual gobierno macrista.

El último caso es la normativa que establece el pase de la base de datos del ANSES a la Jefatura de Gobierno para uso comunicacional. El Jefe de Gabinete Marcos Peña ante el cuestionamiento general a la medida argumentó que no hay ninguna mala intención en ella y prueba de esto es que no ocultaron la medida, la publicaron en el Boletín Oficial, fueron transparentes.

Lo que dice Peña es que el acto virtuoso de la transparencia traslada su virtud al contenido accesorio de ese acto, que es otro acto, el de la acción política, el uso de la base de datos del ANSES. Como se observa estamos frente a dos cosas, una primera que es considerada investida de virtud absoluta, la transparencia, que vuelve virtuoso todo otro acto segundo.

trans3El Ministro Aranguren es transparente cuando dice que quien no tenga para comprar nafta que no compre, el Presidente del Banco Central se muestra transparente cuando sostiene que tiene millones de dólares en el exterior pero que no piensa traerlos porque no siente suficiente confianza, la ministra Bullrich es transparente cuando advierte que va a buscar uno por uno a tuiteros que amedrenten con sus mensajes, son transparentes los funcionarios o ideólogos neoliberales que le dicen a los pobres que vivían una ficción de creer que podían acceder a consumos y servicios solo reservados para otro nivel económico superior,  y también lo es el Presidente Macri cuando de manera transparente se incluye en un delito al afirmar ante inversores que “debemos” dejar de escondernos aludiendo a quienes evaden impuestos fugando plata.

En todos estos casos y tantos otros la transparencia es considerado un acto blanqueador de acciones de dudosa licitud, opacas o al menos controvertidas, como es el uso inadecuado de datos personales, la evasión, la persecución, la exclusión social.

Trans5El máximo exponente del uso del concepto transparencia como legitimador de acciones es la parte del discurso oficial que habla de “transparentar la economía”, que en el lenguaje del PRO significa que los aumentos de precios y tarifas, la apertura comercial, la toma de deuda y el despido de empleados del Estado, entre otras políticas, son acciones virtuosas en sí mismas porque han sido precedidas del acto/cosa de la transparencia.

La figura de transparentar la economía es la de un vidrio opaco, sucio, detrás del cual se encuentra la economía argentina, y el actual gobierno se tomó el trabajo de limpiar ese vidrio hasta volverlo completamente transparente para que detrás de él emerjan  visibles, en alta definición, las políticas neoliberales, que están allí, transparentes, luminosas, que siempre han estado allí pero que no podíamos verlas por la opacidad de otras políticas, erróneas claro, que no dejaban ver «la realidad», la única realidad posible porque “eso es la economía”, políticas naturales, inevitables. En base a este pensamiento el gobierno no tiene responsabilidad por las consecuencias en la aplicación de las políticas económicas neoliberales sino que su única responsabilidad, por supuesto positiva, ha sido tomar la decisión virtuosa de transparentar la economía.

La transparencia vista como acción virtuosa absoluta se ha convertido en uno de los grandes ejes conceptuales del macrismo, un mega procedimiento/acción que baña con su positividad toda acción política consecuente. Es la Teoría del Derrame, tan cara al corazón de la derecha global, pero aplicada al discurso.